Entre infancia y adolescencia

Cuando acaban las clases y ya no quiere jugar a nada y se aburre con todo pero sí te acaba comentando esas riñas de control y definición de personalidad (en mi caso entre niñas) de la hora del patio:
“-Y va y me dice…Que si yo quiero siempre organizar el grupo de baile pero es que ella no baila bien y no sé cómo decírselo…”
Pero a la vez sigue necesitando ayuda para aclararse bien el pelo y aún te pide el significado de algunas palabras de las lecturas del cole porque mami aun sabe muchas cosas.
Cuando ya no toda la ropa que tiene les parece bien pero aún se deja aconsejar por mamá si vamos de compras.
Cuando un día quiere darte una sorpresa “de mayor” preparándome el desayuno pero luego espera le hagas ese Colacao calentito antes de ir al cole.
Estamos en esa etapa. Y me da vértigo la etapa que sigue. Respiro un poco más tranquila cuando ahora, que aún me tiene en cuenta, aprovechamos a hablar de temas como la anorexia, las drogas, la edad del pavo…y de momento ve tan incomprensible que esa persona que ve en la foto de la izquierda de mi móvil, acabe así de mal en la foto de la derecha, por haber empezado a tomar drogas. “¿Y por qué las tomó entonces?” Me dice. Y de momento no entiende por qué esa niña que me encontré en rehabilitación (cuando me rompí el brazo)  acabó en silla de ruedas por dejar de comer… Intento forjar los  cimientos de la casa de su subconsciente que pronto sufrirá el tornado de las hormonas de la adolescencia, mientras veo aliviada que ahora se ha dado la vuelta y se empieza a disfrazar de bailarina.